En este punto del siglo XXI, en plena Edad del Plástico, todos asumimos que éste es un material indispensable, sin el cual sería imposible imaginar nuestro actual modus vivendi, por muchas razones. Tan innegable es la utilidad y la necesidad del plástico, como el hecho de que su uso y explotación viene de la mano de una creciente controversia, dado que los residuos plásticos resultantes de las últimas décadas han ido acumulándose de forma incontrolada, y las autoridades medioambientales no dejan de advertir sobre las consecuencias de este problema y la necesidad de combatirlo.
Sin embargo, y a modo de introducción del tema que abordaremos, cabe decir que estamos acostumbrados a denominar ‘plástico’ a una variedad de materiales y componentes muy distintos, tanto en su naturaleza como en su utilidad. La realidad es que la tipología de los plásticos es extensa, y el impacto medioambiental que producen, así como la necesidad de usarlos, difiere mucho dependiendo del tipo del que hablemos.
En este post nos focalizamos en un termoplástico, el polipropileno (PP), uno de los plásticos más utilizados y explotados en la industria. Resaltaremos su papel en los productos que tienen una vida útil de larga duración, expondremos algunos detalles sobre su reciclabilidad y reciclaje y veremos las posibilidades de aplicación de los productos fabricados en PP post-consumo, presentes y futuras.
Principales características
Actualmente, tenemos a nuestro alcance mucha información sobre el polipropileno y sus características, pero es necesario abordar aquí, de forma breve, los puntos diferenciales respecto a otros plásticos, con el fin de entender su potencial y por qué empezó su explotación de forma masiva.
El polímero que tratamos en este post no surge hasta la segunda mitad del siglo XX, en pleno auge del desarrollo y sofisticación de productos plásticos, de la mano de G. Natta y K. Ziegler, y el auge de su comercialización tiene lugar en los años 80. Es pues, un plástico de uso reciente. ¿Por qué se ha vuelto tan popular, quitándole terreno a otros plásticos? ¿Qué lo hace realmente único?
El polipropileno es un polímero termoplástico cuyo punto diferencial reside en su versatilidad para transformarse en una variedad casi infinita de productos, y por ende, en su elevado número de aplicaciones. Es un plástico semirrígido que combina dureza, resistencia y ligereza, que presenta una óptima capacidad de recuperación elástica, una gran resistencia térmica (mayor que la de los polietilenos) y que, además, tiene un coste muy competitivo.
El Polipropileno como plástico reutilizable
Un factor fundamental a tener en cuenta sobre el plástico y su relación con la sostenibilidad es el uso que va a darse al producto de plástico: si va a tener una vida útil de larga duración o si, por el contrario, será un producto de usar y tirar.
El mayor problema de los plásticos reside en la cantidad ingente de residuos que se generan, principalmente provenientes de plásticos de un sólo uso (botellas, tapas, pajitas, films,etc.), y la dificultad de gestión de los mismos. Estos productos son, principalmente, envases. Los envases representan, según fuentes oficiales, el 39% del total de productos de plástico usados en Europa, de los cuales un 40% son envases monouso.
Si bien el PP tiene una presencia notable en el sector del envase y embalaje, su presencia en los productos monouso es más reducida que la de otros materiales plásticos, como el PET (Tereftalato de polietileno). Numerosos envases de polipropileno para uso alimentario, como es el caso de vasos o fiambreras, u otros como garrafas para almacenar productos químicos, son también reutilizables y conservan sus propiedades iniciales. He aquí una importante diferencia. El PP tiene una gran relevancia en aquellos productos de plástico que tienen una vida útil más larga, es decir, que pueden utilizarse prolongadamente mientras estos conservan sus prestaciones. Los sectores a los que se destina el PP en mayor medida son el packaging (45%), seguido del sector de la automoción (28%) y la construcción (10%) (Fuente: www.plasticseurope.org).
Aquí podemos ver algunos usos de los productos fabricados en polipropileno:
- Mobiliario urbano, comercial y de oficina, como bancos, mesas, sillas,etc.
- Aplicaciones médicas. Prótesis, contenedores de esterilización para instrumental quirúrgico, etc.
- Sector construcción y saneamiento. Suelos y pavimentos, losetas, herramientas de construcción como bajantes de escombros y cubetas de mortero, arquetas, canaletas, etc.
- Componentes y piezas para el sector automoción.
- Logística. Palets y otros embalajes reutilizables y retornables.
- Envases reutilizables. Alimentarios, como tupperware o vasos, o envases que contienen productos químicos, como bidones de gasolina, etc.
- Textil. Productos de la industria de la moda y el deporte, como equipos de indumentaria deportiva, ropa interior, etc.
Sostenibilidad y reciclabildad
Cabe mencionar aquí que, como parte del fenómeno de demonización del plástico, existe una tendencia a pensar que un producto fabricado en cualquier otro material (cartón, vidrio, madera o acero) es en sí mismo un producto más ecológico que cualquier producto hecho en plástico, pero lo cierto es que el uso y la explotación de todos estos materiales conlleva un impacto ecológico de iguales proporciones o superiores; por ejemplo, podríamos mencionar el impacto de la industria siderúrgica en las aguas y en los gases de efecto invernadero, o el impacto forestal de la industria del cartón y el papel. Es más, la sustitución o combinación irreflexiva de plásticos por estos materiales conlleva, en muchos casos, utilizar más energía en los procesos y dificulta -o imposibilita- el reciclaje de los productos.
Aquí juega un papel fundamental el Greenwashing, o lavado de imagen de las empresas en términos ecológicos. Es por esto que la sostenibilidad de un producto no depende del material en sí, sino de cómo se plantea el consumo y la fabricación de dicho producto, junto con la gestión de los residuos que se generan.
El PP es un material resistente y duradero, idóneo para un uso circular. Esta reutilización supondrá una alternativa más sostenible y ecológica respecto a otros materiales menos aptos para la circularidad.
En cuanto a la energía utilizada en la producción de plásticos, el hecho de fomentar el reciclaje y reutilización de estos materiales permitirá reducir de forma muy notable el uso de dicha energía, ya que se podrán obtener los plásticos a partir de otros plásticos, dependiendo en menor medida del petróleo.
El PP, un material totalmente reciclable
En este punto, es necesario distinguir entre dos modalidades básicas de reciclaje:
Reciclaje post-industrial

Reciclaje post-consumo

En cuanto a la reciclabilidad del PP, en contraposición a plásticos como el PVC (Policloruro de vinilo) o el PS (Poliestireno), cuya composición y aditivos dificultan su reciclaje, este presenta un alto grado de reciclabilidad y puede someterse repetidas veces a procesos de fundido y remodelado a un coste relativamente bajo. Además, si bien la calidad del producto obtenido del reciclaje post-consumo nunca puede estar al mismo nivel, el PP mantiene en gran medida sus características, por lo que es perfectamente válido para tener más de una vida útil.
Sin embargo, a pesar de que es un material con un gran potencial para el reciclaje post-consumo, el índice de reciclaje del PP es aún muy bajo debido, en gran medida, a la dificultad y el coste de gestionar la separación para el posterior reciclaje de todos los residuos. A su vez, el hecho de que haya un menor volumen de PP reciclado post-consumo en el mercado conlleva un aumento de su precio, cosa que dificulta su adquisición por parte de las empresas transformadoras.
No obstante, el potencial de este material se está materializando poco a poco, y están surgiendo más empresas e instituciones dedicadas al reciclaje de productos de plástico post-consumo, que ha aumentado un 80% en la última década y se espera que siga creciendo en los próximos años. A medida que aumente su volumen en el mercado y el precio sea más competitivo, se fomentará su utilización por empresas transformadoras, que a su vez podrán optimizar el coste de sus procesos y mejorar su imagen de marca, contribuyendo así a cerrar el círculo.
Aplicaciones post-consumo
- Automoción: alrededor de un 40% del plástico existente en un vehículo es polipropileno. Empresas como Volvo, Ford o Renault ya crean sus modelos con partes provenientes de PP post-consumo, como parachoques, tapas de motor, cajas de herramientas, salpicaderos, puertas, etc, y estiman un crecimiento significativo del uso de este material en los próximos años.
- Envases para la alimentación: también se incluyen las etiquetas publicitarias. Para poder aplicarse al food packaging, es necesario que el PP se someta al proceso de reciclaje químico.
- Envases para la cosmética y otros productos químicos: detergentes, suavizantes, combustibles, etc…. El PP es resistente a ácidos y disolventes químicamente agresivos, lo que lo hace idóneo como material duradero para el almacenamiento de estos productos.
- Logística: embalajes retornables, para ámbitos como el E-commerce. Palets y palots. Actualmente, la mayoría de empresas logísticas o distribuidoras utilizan millones de embalajes desechables al año y están, progresivamente, incorporando soluciones de packaging retornable. Los embalajes de PP, por su durabilidad y ligereza, son una gran opción para esta circularidad, y siguiendo la tendencia del reciclaje post-consumo del PP, es cuestión de años que el PP reciclado sea protagonista en estos circuitos de distribución.
- Mobiliario:
- Urbano y comercial. Señales luminosas, areneros, jardineras, vallas, contenedores de basuras, estanterías, carros y cestas de autoservicio, etc. El PP reciclado es inmune a roedores, plagas, hongos, bacterias y a la humedad. Tiene una gran resistencia térmica (se adapta bien al clima) y, además, no es combustible. Es aislante térmico y eléctrico.
- Mobiliario particular. Mesas y sillas, armarios, muebles de jardín, etc. El uso del PP reciclado post-consumo para la fabricación de maderas plásticas puede ser una alternativa idónea al uso de maderas naturales.
- Construcción: suelos y pavimentos como tarimas, losetas, ladrillos, tejas para techos, fibras, planchas o tuberías. Es un material propicio para estos fines ya que, como hemos visto, el polipropileno reciclado es capaz de resistir muchos años a la intemperie en buenas condiciones. A día de hoy, se está estudiando el procesamiento de los plásticos post-consumo para la construcción de vías por parte de instituciones como la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).
- Textil: el PP es un componente habitual en la industria textil. Es más resistente al fuego que la lana y, además, es resistente a factores ambientales como el sol, el moho, el agua y las influencias bacterianas, por lo que su reciclaje para posterior utilización en fibras de ropa resulta una opción interesante.
- Electrodomésticos y utensilios de menaje: componentes de plástico en aspiradores, frigoríficos o lavadoras. Utensilios como escobas y recogedores. También es apropiado para artículos como maletas (en contraposición al plástico ABS, cuya rigidez puede facilitar la rotura).
- Papelería: tapas y cubiertas para libros y cuadernos.
Certificaciones a nivel internacional

En tiempos de Greenwashing, es habitual observar, por parte de algunas empresas publicidad relacionada con la sostenibilidad, el compromiso con el medio ambiente o los productos ecológicos (y más cuando hablamos de plástico). No obstante, ¿cómo sabemos realmente cuáles son las medidas que toman las empresas para denominarse sostenibles?
En relación a los productos, es fundamental poner el foco en las certificaciones internacionales. Colocar en un producto una etiqueta o sello de certificación internacional conlleva un proceso estricto de cumplimiento de requisitos y procesos; por ejemplo, estos requisitos permiten constatar que un producto presenta un porcentaje total o muy elevado de material reciclado post-consumo, o bien que ha sido producido llevando a cabo un proceso de industrialización sostenible.
Por ello, es muy importante asegurarse de que un determinado producto proveniente de material reciclado esté debidamente respaldado por las certificaciones existentes. Algunas de las más importantes son Blue Engel, OK Recycled o las emitidas por AENOR en el ámbito del material reciclado.